El pasado sábado 30 de noviembre, decidí sacar mi instinto más
materialista y acudir al centro comercial Parque Almenara para, sin motivo
aparente, gastar el poco efectivo que pudiera llevar encima. Recordaba que el
día anterior Sony lanzaba su esperada nueva videoconsola, aunque no esperaba
tal éxito.
La famosa cadena de tecnología que no es tonta, así como los
comercios externos de videojuegos presentaban colas dignas de un concierto de
estrella juvenil de turno. Pregunté, movido por mi afán periodístico y,
reconozco que atraído por el nuevo caramelo de un “gamers” casi jubilado que se
me presentaba.
La nueva creación de la marca nipona había arrasado literalmente. Eroski no contaba con unidades disponibles en ninguno de sus centros de España. Por otro lado, la marca creada por Bill Gates, con el lanzamiento de Xbox One, también vendía unidades como churros. Estamos, una vez más, ante un claro ejemplo de lo que el espíritu materialista puede hacer en cualquier tiempo, ya sea de bonanza, o como nos toca, de crisis. Este artículo no es una crítica, pues opino que cada no puede hacer con su dinero lo que desee, y estoy seguro que parte del éxito de estos lanzamientos depende en alguna medida de la escasez de trabajo. Sucede cada año con Apple, y seguirá sucediendo.
La nueva creación de la marca nipona había arrasado literalmente. Eroski no contaba con unidades disponibles en ninguno de sus centros de España. Por otro lado, la marca creada por Bill Gates, con el lanzamiento de Xbox One, también vendía unidades como churros. Estamos, una vez más, ante un claro ejemplo de lo que el espíritu materialista puede hacer en cualquier tiempo, ya sea de bonanza, o como nos toca, de crisis. Este artículo no es una crítica, pues opino que cada no puede hacer con su dinero lo que desee, y estoy seguro que parte del éxito de estos lanzamientos depende en alguna medida de la escasez de trabajo. Sucede cada año con Apple, y seguirá sucediendo.
Las facilidades de pago –financiado en muchos sitios- suplen
el elevado precio de venta de estos productos.
¿Por qué tienen tanto
éxito estos artículos?
La next gen de los
videojuegos se ha hecho esperar seis años, por lo que ha llegado con gran expectación
y levantando mucho apetito. Otros casos que son anuales, como los productos de
la manzana, radican su éxito en otras bases, como la distinción que busca cada
persona reflejada en su Smartphone, o la fidelización hacía una marca, haciendo de cada nueva creación como
algo suyo -a veces las evoluciones son casi inexistentes de un producto a otro-.
El marketing, la venta a fuerza de ver una y otra vez un
logo, el “toca y prueba” son también claves en este mundo, parece que nos meten
algo en la cabeza que seguramente no necesitamos y, finalmente, compramos para,
en algunos casos –Wii es el objeto más comprado para no ser usado- apenas darle
uso.
Como todo en esta
vida hay excepciones.
Extremoduro fue
número uno en ventas al publicar su último trabajo Para todos los públicos. Lo fue sin sonar en las principales
radios, sin apenas marketing y repercusión. Hay fenómenos que nos hacen volver
a tiempos pasados, el grupo liderado por Roberto Iniesta fue un símbolo en los
noventa y principios del siglo XXI, pese a que no tiene el apoyo mediático de
otros artistas, cada disco lo encumbra al número 1.
Sony fue la primera empresa en revolucionar el sector del videojuego
evolucionando a las entrañables Ataris, Super Nintendos y demás consolas de
recreativa y cartucho. Han lanzado consolas más potentes a lo largo de la vida
de Play Station, pero solo Sony sigue teniendo ese poder de venta incluso en
días como los que nos toca vivir.
La literatura, otro ejemplo. Después de creaciones medievales,
fantásticas, vampiros o romances juveniles, y en pleno apogeo de la literatura erótica,
vuelve Bridget Jones y, como todos esperábamos, arrasa.
Para resumir, los
tiempos cambian, compramos lo que vemos y aunque no lo necesitemos, pero cada
cierto tiempo, la esencia de lo que hemos vivido, con lo que hemos crecido,
vuelve para arrasar con lo que se le ponga por delante.
Andrés Ruiz Sanz
No hay comentarios:
Publicar un comentario